I propose an inner journey to the viewer

Ignacio Llamas es un toledano afable e introvertido. Reconocido como Mejor Artista Español Vivo 2016 por la Asociación Española de Críticos de Arte (AECA), su obra es un viaje al interior. Tiene piezas en el Museo Patio Herreriano de Valladolid, el de Arte Contemporáneo Unión Fenosa de A Coruña o el IAACC Pablo Serrano de Zaragoza.

– Expone en ARCO y vuelve a casa como mejor artista español vivo. ¡Enhorabuena!
– Gracias (ríe). Me parece muy excesivo. Hay muchos artistas que están trabajando fenomenal en España. Que se fijen en mi obra es de agradecer, sobre todo, en ARCO.

– Lo suyo es de lo menos “raro”, por no decir, “extravagante”…
– La gente suele exponer una obra que escandaliza o provoca y la mía es mucho mas pausada, del silencio. Estoy doblemente agradecido.

– ¿Cuál es el alma de su obra ganadora “Incertidumbres”?
– Es una instalación de 22 piezas mezcla de escultura y fotografía de muy reducidas dimensiones colocado en una pared de 5 metros y medio.

– De ahí que destacarán su grandiosidad en lo pequeño
– Eso es. Con elementos pequeños se hace algo grande.

– Pues hoy no faltan incertidumbres…
– Sí, pero no hablo de la actualidad. Mi propuesta es que el espectador haga un viaje a su interior, al silencio y que durante un tiempo se adentre en sí mismo. Entonces te encuentras muchas cosas.

– ¿Y ud. qué ha encontrado?
– Que hay cosas que me gustan mucho y otras que no tanto: mis propios traumas, miedos, incertidumbres. Dificultades del ser humano.

– Puertas abiertas, árboles desnudos, una silla, una maleta, una escalera… ¿Qué significan?
– Son símbolos. Por ejemplo, la maleta es el viaje de la vida a la muerte y el viaje interior. El árbol es el referente del donador universal, es un elemento natural que dona lo más esencial para nosotros, el oxígeno, sin que se note.

– La vida, como su arte, es un camino de luces y sombras.
– Es lo que quiero retratar. La vida está hecha de momentos agradables, tristes, dolorosos, pero la luz como elemento regenerador es capaz de transformarlo.

– ¿Y puede vivir sólo del arte?
– No, ojalá (ríe) ¡Algún día, espero! Doy clases para poder sobrevivir.

– ¿Cómo ve a los chicos, les llama el mundo del arte?
– Curiosamente son muy modernos para temas de tecnología: móviles, redes sociales, pero les asusta el arte contemporáneo, no están preparados.

– También ha expuesto en otros países, ¿fuera se aprecia más el arte que aquí?
– No estamos tan mal como parece, aunque hay otros países donde se apoya mucho la cultura y el arte. Aquí se cuida mucho menos las artes plásticas que la música o el teatro.

– Casado y con seis hijos, ¡el tiempo imagino que no le sobra! ¿Cómo lo hace?
– (Ríe) Me he reducido el número de clases para poderme dedicar un poco más al arte. Vives con un sueldo más reducido, pero más calidad de vida. O estoy en el estudio o con la familia.

– Bueno, ¿y ahora qué?
– A seguir trabajando y a esperar que los proyectos pendientes de ser aprobados tengan  un empujón y salgan algunos más.