Carmen González Borrás

2017

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La traición de la imagen

Ignacio Llamas es un artista reflexivo y comunicador a través de unas obras sutiles, frágiles y en cierto modo inmateriales. La luz y el espacio son los principales elementos con los que opera para despertar sensaciones y sentimientos nuevos en el espectador e invitarle a un viaje al interior de sí mismo. Hay un sentido de búsqueda de lo trascendental, de centrarse en las preguntas eternas del ser humano, de perseguir lo esencial en cada una de las imágenes arquitectónicas que crea, desprendiéndose de cualquier elemento superfluo al conjunto.

Le gusta definirse como un artista espiritual, que no lírico. Su manera de transformar la realidad se ampara en la utilización de la luz como elemento creador y tamizador de negatividades; pero también utiliza las sombras como parte inherente y contraria, buscando el equilibrio entre opuestos. De este modo, consigue un sistema para crear belleza, en donde la austeridad se convierte en su máxima para no perderse en derroteros conceptuales. Y así, a través de los años, ha ido abarcando, cada vez más, el espacio que rodea su obra, de manera que los límites se confunden, hasta el punto de que el espectador llega a formar parte involuntaria de la misma.

Su mundo se convierte en escenario y es cierto que sus representaciones tienen una teatralidad inherente que le sirve al artista para atrapar al espectador. Entonces, le invita a indagar con calma, a enfrentarse al silencio y a recorrer los inexistentes espacios imaginados, en donde todo es un artificio: la magnitud es una ficción, la presencia lumínica una aliada y la perspectiva un recurso narrativo. Llamas crea paisajes de objetos, ausencias, incluso destrucciones, que contienen, en su reducido formato, una gran monumentalidad cercana a la idea del paisaje infinito, aquel que nuestra mirada es capaz de abarcar. El artista consigue embelesarnos con esos mundos en miniatura, en los que la huella del abandono, la añoranza y la fugacidad están presentes. Todo es un espejismo; todo lo que parece realidad es una idea de ella. La observación de su trabajo se convierte en un constante ir y venir de la realidad a la ficción, porque los propios objetos son invenciones. Cualquier elemento es una ilusión de lo que representa, una realidad de significado simbólico. Es la traición de la imagen, como diría Magritte.

La exposición Desolaciones reúne obras de tres series diferenciadas. La primera, del mismo título, forma la parte instalativa de la muestra, presentando tres obras plásticas de paisajes arquitectónicos, espacios mágicos donde el abandono cobra protagonismo y que se recorren con la mirada en un entorno oscuro, en el que la luz y el espectador forman parte de la obra. Las fotografías de la serie “Soledades” muestran en este soporte sus imágenes de ausencias, con un juego de grises magistral y en las que todos los elementos que aparecen en ellas, han sido construidos previamente por el artista para crear esa idea personal de la realidad. “Incertidumbres” presenta objetos de pequeño tamaño, en los que el diálogo entre la tridimensionalidad y la fotografía constituye el soporte temático.

La galería 100 Kubik celebra su décimo aniversario con esta muestra especial de Ignacio Llamas, un artista nada estridente para los tiempos que corren. Con su trabajo, queremos resaltar nuestro interés por presentar artistas potentes y sinceros, cargados de verdad, que es la faceta más difícil de encontrar en el Arte actual y por lo que el trabajo diario cobra sentido. Agradecemos la colaboración de la Embajada Española en Berlín, para la elaboración de éste catálogo.