Sara García Fernández

2010

Descargar PDF del texto

La intención de mi trabajo es un viaje interior

Entrevista a Ignacio Llamas

Nos entrevistamos con Ignacio Llamas a propósito de sus dos exposiciones simultáneas en la Galería Tolmo de Toledo que se podrá visitar hasta el 25 de mayo y en la Galería Egam de Madrid donde se pueden ver sus trabajos fotográficos hasta el 22 de mayo. Además Ignacio Llamas fue premiado recientemente con la Mención de Honor en en el Concurso de Fotografía Purificación García 2010.

Revista Claves de Arte: Actualmente expones en dos galerías, Egam de Madrid y Tolmo de Toledo. Háblanos sobre lo que define cada exposición.

Ignacio Llamas: En la exposición de la Galería Egam hay solamente fotografía, excepto una pieza de volumen pequeña que, en realidad, está sacrificada en función de la fotografía. La exposición en la GaleríaTolmo tiene más volumen, pero la gran diferencia es que en Egam, al ser un espacio limpio, una galería convencional, la exposición está en función de la obra, de las fotografías y de la pieza escultórica, mientras que en Tolmo, al ser un espacio complicado, lleno de trabas arquitectónicas, al no haber sido diseñado como espacio expositivo, he puesto más énfasis en el diálogo entre la obra y el espacio, por lo que la obra está reducida en importancia respecto al montaje.
Los esfuerzos en la exposición de la Galería Tolmo han sido tratar de ver cómo podrían dialogar el espacio y la obra. Se trata de conseguir que el espacio se convierta en un amigo, y estoy contento con el resultado porque el espacio de la galería te devuelve cosas que no esperabas. La obra se exhibe peor para que pueda existir un mayor diálogo con el espacio.
En la planta baja de la Galería he montado tres piezas de volumen de tal manera que el espectador accede a ellas por la espalda. El recorrido está planeado para entrar por la espalda de las piezas y posicionarse frente a ellas, es decir, para no encontrárselas de frente. Esas cosas ayudan al encuentro con la pieza. Igual sucede con el hecho de asomarse a una caja cuando ésta está un poco baja…son elementos físicos que ayudan a construir una relación espiritual con la pieza, preparando el ánimo y el espíritu para ese encuentro. El hecho de bordearla ligeramente hace que la visión no sea directa, sino que, lentamente, en un espacio de tiempo muy breve, algo se transforma en ti antes de asumir la pieza. Eso ayuda a entrar cuando las piezas no son tan evidentes, cuando no son espectáculo. Mis piezas requieren una intimidad y a veces la encuentras en el propio recorrido.
La pieza principal expuesta en la Galería Tolmo está escondida detrás de una escalera de caracol de manera que el espectador cuando entra la ve a través de esa escalera, es decir, está sacrificada en función del diálogo con el espacio. En Egam, al estar concebido como espacio expositivo la obra se muestra más fácilmente.

RCA: ¿Es muy importante la puesta en escena en tus exposiciones?

ILL: Sí, completamente. Lo que más me interesa es el trabajo con el espacio, por eso me preocupo de generar una atmosfera, de contar algo también con el recorrido con el tratamiento del sonido, de la luz… Me gusta participar en todo el proceso de montaje para generar las mejores condiciones, es decir, conseguir la mejor manera posible de acceder a la pieza.

RCA: ¿El sonido está presente de manera habitual en tus exposiciones?

ILL: Sí, hay veces que el sonido forma parte de la pieza y otras veces genero sonidos para una determinada exposición y, en este último caso, es importante para generar la atmosfera pero no es esencial para las piezas, sino para su conjunto.

RCA: Has trabajado con muchas galerías a lo largo de tu trayectoria, entre ellas Marisa Marimón de Orense, Isabel Ignacio de Sevilla, Tolmo de Toledo, Egam de Madrid, Espacio Líquido de Gijón, Ángeles Baños de Badajoz, Adora Calvo de Salamanca… ¿Te gusta trabajar con varias galerías?

ILL: Sí, yo prefiero trabajar con varias. Entiendo la exclusividad, pero personalmente no termina de gustarme. Me interesa menos la venta que la difusión. En realidad, asiduamente trabajo con Tolmo, porque apostaron por mí cuando tenía 20 años y hacía una obra muy mala y tiene mucho mérito (ríe); con Egam, que también he trabajado prácticamente desde el principio, y también trabajo mucho con Ángeles Baños.

RCA: ¿Crees que se podría calificar la experiencia que tiene el espectador ante tu obra como un viaje a la intimidad?

ILL: Esa es mi intención. Cuando alguien me cuenta que ha tenido esa experiencia me alegro mucho. Es una cosa que no termino de creerme, es la intención de mi trabajo, un viaje interior, y proponer al espectador durante un minuto, cinco, diez, una hora, el tiempo que él decida dedicarle a la exposición, hacer un viaje interior y encontrarse con él mismo, esa es la intención de todo mi trabajo. Cuando alguien te cuenta que ha tenido esa sensación, para mí es una alegría porque no siempre estoy seguro de conseguirla. Yo soy un mal espectador de mi obra y no consigo realizar esas experiencias que las personas me cuentan que tienen viéndola, por lo que soy un poco incrédulo (ríe)…

RCA: En el texto que has escrito para la exposición que tienes ahora mismo en Egam hablas de un “sutil dramatismo”¿Ese dramatismo lo introduces en tu obra a través de los objetos que aparecen en ella o lo ves más presente en la luz, o en los contrastes?

ILL: Sobre todo a través de los objetos, también en el tratamiento de la luz y en la tensión que se genera, pero principalmente a través de los objetos, de la sensación de caos, de desorden que existe en ciertos lugares de la fotografía.
Esto viene de antes, al principio, con las cajas, las piezas eran más luminosas y existía una relación de la luz con lo positivo. Con el tiempo y al mirar dentro de mí, veo cosas positivas, pero también fantasmas, dolores, traumas, que a lo mejor puestos en la balanza son un diez por ciento de todo, aunque son cosas que ayudan a construir al ser humano como persona. La superación de todo eso te ayuda en la construcción personal, y es entonces cuando empiezo a introducir ciertos elementos de caos en los espacios limpios, bañados por la luz, diáfanos, puros; elementos de desorden, arrinconados, en pequeña escala respecto al resto del espacio que tienen ese sentido, el de que lo negativo hay que positivarlo como parte sustancial del ser humano.

RCA: En tus obras anteriores aparece la figura humana explícitamente, pero poco a poco, con la evolución de tu trabajo va desapareciendo y lleva algunos años desaparecida, ¿a qué se atribuye esta desaparición?

ILL: Ha desaparecido porque, en el fondo, la figura humana es el propio espectador, es el que es capaz de entrar en la caja, o en la fotografía, recorrer esos espacios que aunque son pequeños físicamente cuando entras con la mirada se convierten en grandes espacios, te permite sentarte en esa silla y contemplar la luz, el vacio…Me di cuenta de que la ausencia permitía la presencia, por eso desapareció la figura humana. Dejó de tener sentido que estuviera, porque si no el espectador dialogaba con otra persona y no con él mismo.

RCA: ¿Qué ha significado para ti recibir la Mención de Honor en el Premio Purificación García de fotografía?

ILL: Pues, me ha hecho mucha ilusión. Seguramente por sentirme excesivamente joven en el mundo de la fotografía. Aunque me siento muy poco fotógrafo. Me alegró mucho que el resto de los premiados no fuera tampoco fotógrafos “puros” , porque en el fondo la fotografía la usas como lenguaje cuando lo necesitas, igual que el volumen, igual que la pintura, lo importante es lo que quieres contar.
La mención de honor me parece importante porque premia mis años de búsqueda. Es una carta de presentación que ayuda para quien te conoce como escultor y no ha visto nada tuyo de fotografía.

RCA: ¿Cuándo empezaste a trabajar con fotografía?

ILL: Empecé a obtener resultados hace un año. Yo empecé trabajando con el plano, no eran pinturas, era un trabajo sobre tela, pero más cercano al dibujo, transferencia de fotocopias, manipulación de imágenes… luego pasé al volumen, aunque yo nunca me he considerado escultor, igual que ahora tampoco me considero fotógrafo. Llevaba varios años tratando de que mi lenguaje se adaptara al lenguaje fotográfico, hasta que en un momento dado encuentras algo que te permite percibirlo como parte de un posible lenguaje a desarrollar.

RCA: ¿Termina tu obra cuando aprietas el disparador?

ILL: Yo hago sesiones larguísimas, a lo mejor de cinco o seis horas, para a veces conseguir una foto o a veces no conseguir nada. Es un proceso de diálogo entre lo que ocurre en la maqueta que yo voy manipulando y lo que veo a través del visor. Es un proceso de construcción en el que nunca hay una fotografía definitiva. Son sesiones en las que buscas algo que no tienes claro, la obra se va construyendo lentamente y termina con los últimos retoques en el ordenador.

RCA: Tu obra apela a la espiritualidad, pero siempre ha estado ligada a lo arquitectónico y, en cierta manera, recuerda a los trabajos de grandes arquitectos como Niemeyer para el que lo espiritual y el hombre tienen también una importancia máxima. ¿Consideras la arquitectura como parte esencial de tu obra o es sólo un vehículo para hablar del ser, de la presencia, de lo humano?

ILL: No especialmente. Para mí más que la arquitectura es importante el espacio y la carga espiritual de las obras. Cuando hablas en profundidad del ser humano te encuentras con la trascendencia.

RCA: Sin embargo, tu obra es una forma muy material de hablar de la trascendencia, ¿no crees?

ILL: Sí, quizá la tendencia natural sería hacia la abstracción…pero siempre me he sentido muy atraído por el espacio y por la luz. Para mí la trascendencia está muy cercana al ser humano. No es una cosa abstracta. De hecho, yo propongo una relación con la trascendencia y esta no es lejana sino que se encuentra dentro de cada uno de nosotros.

RCA: A través de tu trabajo remites a lo absoluto, al ser y tu propia concepción sobre cómo ver la obra recuerda en varios aspectos al desvelarse heideggeriano, ¿tienes alguna referencia teórica que asocies a tu obra?

ILL: Pues, quizá las referencias sean más espirituales que teóricas. Para mí es importante la religión. De una vivencia religiosa quizá saco más contenido espiritual para la obra que de conceptos filosóficos. Por ejemplo, una de las cosas que más me ha impresionado últimamente es la obra de Tadao Ando, el arquitecto japonés, porque sí creo que hay una afinidad no en cómo se cuentan las cosas, sino en lo que se cuenta. Esos sean, quizá, los referentes que me interesan, aunque hay una necesidad fuerte de dar respuesta a qué es el arte.