Places of death
Places of death
Llevaba tiempo reflexionando sobre las relaciones entre la vida y su ausencia, y como, en algunas ocasiones, se unifican dolor y belleza de un modo extraño, llevando a esta última a acepciones muy alejadas de la amabilidad y cordialidad que la historia del arte generalmente le ha atribuido.
En el verano de 2019 tuve la ocasión de visitar un lugar singular, que había generado la naturaleza. En medio de un frondoso bosque, atravesado por un río, se había producido, hacía pocos años, un corrimiento de tierras que taponó dicho caudal y originó un pequeño lago. La consecuencia fue que parte del bosque quedó inundado. Emergió una enorme mancha despoblada en medio del florecer de la vida.
Más que documentar el lugar, me interesa reflexionar sobre dichas relación, poniendo en evidencia como el concepto de belleza se ve modificado por su cercanía a lo que no es agradable, amable o armónico. Y como la contaminación de ésta con la fealdad la convierte en algo sublime.
El bosque inundado es utilizado como metáfora para hablar del ser humano, de sus procesos de crecimiento, vitalidad, degeneración y extinción.